Tuberculosis

La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa causada por una bacteria conocida como bacilo de Koch. Solamente un 10% de los individuos expuestos al bacilo de Koch desarrollarán síntomas de tuberculosis. En el 90% restante, la bacteria es controlada por el sistema inmunológico quedando inactivada, incapaz de ser transmitida o de provocar cualquier signo de la enfermedad. La gran mayoría de los pacientes que desarrollan tuberculosis activa, lo hacen como tuberculosis pulmonar. Sin embargo, el  bacilo de Koch puede afectar a otros órganos del cuerpo tales como el sistema nervioso central, el linfático, circulatorio, genitourinario, el aparato digestivo, los huesos, las articulaciones e incluso la piel en cuyo caso se llama tuberculosis extrapulmonar. SIGNOS Y SINTOMAS Los síntomas más comunes de la tuberculosis pulmonar son los siguientes: Fiebre:  En general, la fiebre es alta, superior a 38ºC durante el día y cursando con un pico por la noche que se llama fiebre vespertina. Sudores Nocturnos: son habituales junto con  la fiebre vespertina. Tos: La tos es el síntoma más común de la tuberculosis pulmonar. La tos es crónica y dura varias semanas. Normalmente comienza como una tos seca y va evolucionando a una tos purulenta con expectoración verde-amarillenta.  Expectoración con sangre: La expectoración purulenta puede transformarse en esputos sanguinolentos.  Falta de aire: En el inicio de la enfermedad, la falta de aire ocurre solamente cuando se realiza un esfuerzo. No obstante, en fases más avanzadas de la infección, esta falta de aire puede surgir incluso en reposo. Esta alteración en la pleura pulmonar puede ser ocasionada por un derrame (líquido en la pleura) o neumotórax (aire en la pleura). El cansancio: se caracteriza por la falta de fuerzas y sensación de malestar producida por la propia infección grave.  Dolor torácico: Puede surgir por la propia lesión causada en el pulmón por la infección, el esfuerzo realizado al toser o al respirar profundamente.  Pérdida de peso: La pérdida de peso y falta de apetito es muy común. El paciente, frecuentemente acude al médico asustado por una pérdida de 5 o 10 kg en las últimas semanas. DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO, PREVENCIÓN El diagnóstico se basa en la radiografía torácica, una prueba de la tuberculina cutánea, un análisis de sangre, un examen al microscopio y  un cultivo microbiológico de los esputos. El tratamiento de la tuberculosis requiere largos periodos de exposición con varios antibióticos.  Esta bacteria ha presentado una creciente resistencia a múltiples antibióticos y por ello se recomienda, como medida preventiva, la vacunación con la vacuna  Bacillus Calmette-Guérin (BCG).